viernes, 26 de octubre de 2007

Fantasmas - Desde donde y hasta cuando

Hola a todos. Dejo en este solemne acto (…) las primeras palabras de lo que espero se vuelva una rutina, tanto para ustedes como para mí. Me gustaría dejar comentarios todas las semanas. Si esto es así, seguramente los publicaré los lunes a la noche.

Desde luego, todo esto no tiene sentido sin comentarios suyos. Si llegaron hasta la página (algo ya muy difícil) y leyeron todo su contenido (un verdadero milagro dadas las estupideces que hay escritas en ella), hagan un pequeño esfuerzo más y dejen unas frases para la posteridad.

Una cosa más: desde hoy y para siempre, perdón por mi casi nula capacidad para escribir, en todo sentido (también ortográfico).

Les juro que en mi cabeza, sonaba mucho mejor………


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Me pareció interesante dejar un primer comentario sobre los fantasmas. Estos pensamientos me surgieron luego de escuchar una de los programas de Alejandro Dolina así que muchas de estas ideas no son propias.

Es muy interesante ver el proceso de inserción de la figura fantasmal dentro de los relatos e historias, algo que empieza a suceder en el siglo XI. Con anterioridad, la casi inexistencia de lo que hoy conocemos como espectros, es más que llamativa, pero tiene una explicación muy lógica.

Hasta ese momento, solo existían, para la burocracia eclesiástica, dos puntos geográficos en los mapas de la fe: el cielo y el infierno. Y las “entidades” de cada lugar encargadas de hacer los viajes a la tierra e interferir con su particular manera en los acontecimientos humanos, eran bien conocidas: ángeles, en nombre de las huestes celestes y demonios, representando a los fueguitos infernales.

Ellos representaban las únicas apariciones que atormentaban a los hombres. Pero algo empezó a cambiar.


Hasta ese momento no había un ritual específico que conmemorara a los muertos, pero la necesidad de uno se hacía notoria. En el año 1014, se crea el día de todos los santos, que precede al día de los muertos. Y esa fiesta se convirtió en un evento masivo, con misas multitudinarias y un importante marco simbólico. En medio de esta celebración, la gente pedía por el bienestar de aquellas almas que tuvieran “dificultades” en acceder a las puertas de San Pedro y ganarse un lugarcito entre las nubes. Se creía que con el rezo, se ayudaba en esta causa y se contribuía a darles el último empujón necesario para la escalada final. Y allí es donde comienza a nacer la idea del purgatorio (locación recién creada oficialmente en el siglo XII): un lugar entre el cielo y el infierno para aquellos casos que plantearan una “duda razonable”. Almas que no merecían ni una cosa ni la otra y debían aguardar, con penitencia y arrepentimiento, su juicio definitivo.

Y ahí nace el fantasma. Porque con el tiempo, el purgatorio generó, como sus dos ciudades hermanas, una “criatura” que lo representara en la tierra. Nótese lo siguiente. El demonio es de aspecto horrible, moralmente cuestionable y físicamente dañino (como mínimo), todas características del lugar que representa. Lo mismo pasa con el ángel, que es misteriosamente bondadoso (y digo esto porque la mayoría de las veces el ángel es bueno muy en el fondo, tanto que su bondad es apenas perceptible al ojo no entrenado…comparar esto con “Dios trabaja de maneras misteriosas”), meticulosamente prejuicioso, pero capaz de entregar los deseos más anhelados. Cada criatura es un fiel reflejo de su lugar.

La misma regla la cumple el fantasma, que reboza de “medianías” y eso es precisamente el purgatorio: un paso intermedio. El espectro puede ser bueno o malo (como el alma que espera y puede terminar en el cielo o el infierno), puede dar miedo o traer esperanza (de que hay algo después de la muerte) y es capaz de generar terror y lástima en las mismas cantidades.




Dolina menciona que también se creía que desde el purgatorio se volvía con más facilidad a la tierra que desde el cielo o el infierno porque estaba más “cerca”, pero sobre todo porque los dos últimos son lugares definitivos y de los que no se vuelve nunca.

Pero en realidad, deseo más hablar de otro tipo de fantasmas y para describirlos, voy directamente a la fuente. Una cita del Negro:

“hay fantasmas que nos rodean más allá de nuestro propio conocimiento: el fantasma no ya de alguien que ha muerto, sino de personas que se han ido, que han cambiado, que no han regresado. Esos fantasmas, sin embargo, nos acompañan. Y están con nosotros mucho tiempo después del abandono, del desengaño, del envejecimiento o embellecimiento. Personas que abandonan su fantasma a nuestro lado y este queda intacto, joven, incorruptible, leal y amoroso, reemplazando a alguien efímero, envejecido, embellecido y desamorado. Yo le quiero rendir homenaje a esos fantasmas que me rodean todas las noches y que han de ser, conjeturo, la más fiel de mis compañías. El último de mis días, no veré más que a muchos (o pocos) de estos fantasmas sin que lo sepan ninguna de las entidades corpóreas que algunas vez han coincidido con ellos”.

Una saludo grande. A los vivos, a los muertos y a los indecisos.