Hoy viene un poco distinta la mano. Hace unos meses me encuentro de pelea en pelea por algunos foros y páginas en relación a los "artistas vendidos". En particular, con el ya antiguo pero todavía (al parecer) polémico pase de Alejandro Dolina a Radio 10.
Primero mando (editada, por espacio) una entrevista a Dolina realizada en la revista "Veintitres" por los periodistas Gonzalo Sánchez y Agustina Rabaini. Después, alguna que otra opinión de quien escribe, muy a favor del Negro, como verán.
Mucha Suerte y gracias por todo.
PD: Ah! Mejoré algunas cositas del blog, espero que agraden. La imagen que abre la página no es otra que la constelación de Escorpio, en la que se destaca (con un halo de color rojizo) mi querida Antares, lugar desde donde me llega la inspiración para estas páginas (será una estrella con altos volúmenes gaseosos).
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–Veintitres: Es el comienzo de una nueva etapa.–Dolina: Creo que sí. Pero no es un cambio catastrófico. Por empezar hay una modificación en el staff, hay una modificación en nuestros hábitos de tiempo que, en algún caso por casualidad y en otro por cálculo, me parece que le da al programa un contenido más variado, más ágil y más cuidado en lo que se refiere a la estructura de cada bloque. Me voy a explicar: nosotros tenemos que cumplir en nuestro programa horarios más estrictos con los noticieros, es una radio más ordenada. Esto al principio parecía una limitación molesta, pero finalmente causó el siguiente efecto: nosotros estamos conscientes de en qué momento del desarrollo conceptual o humorístico estamos.
–¿Esto quiere decir que después de un tiempo largo descubrió algo nuevo, algo que hasta ahora no había experimentado en radio?
–No tanto como eso. Estoy haciendo lo de antes.
–¿Pero usted cuánto cambió?
–Cambié, pero no catastróficamente. Yo no he cambiado por haberme cambiado de radio. Yo he cambiado en estos años.
–¿Por qué usa la expresión “catastróficamente”?
–Porque hay cambios que son cataclísmicos. Se produce una rajadura en la tierra, de golpe hay destrucción y nueva construcción. Ese es un cambio violento, drástico y decidido. Los cambios que se producen en este programa en general se perciben a lo largo del tiempo. Como casualmente aquí hubo un cambio de emisora que implicó también cierto cambio en el personal, por ahí hay algunas cosas que se notan más.
–Justamente, el cambio de emisora es lo puntual aquí porque la mudanza a Radio 10 generó muchos comentarios.
–Comentarios del mundo mediático, que parece haberse instalado de golpe en la fiscalía del universo. Los contenidos del programa son los mismos de siempre. Y yo he estado en muchas radios, ninguna de las cuales estaba gerenciada por la madre Teresa de Calcuta. Los empresarios son empresarios. Ustedes mismos trabajan para un empresario. Yo también trabajo para un empresario y eso no quiere decir que yo sea su socio o su compañero de conspiración. Lo único que yo he hecho en todas las radios es buscar una excelencia que no me ha sido gratuita. Yo podría ser mucho más próspero de lo que soy (levanta la voz) si hubiera aceptado cosas que los mismos medios que comentan mi cambio de radio no comentan de otros. Un tipo que ejerce la estupidez durante veinte años, en un medio cualquiera, sigue siendo un estúpido por más que lo haga en un medio políticamente correcto. Yo trato de huir de la estupidez y puedo decir que he estado durante muchos años en distintas radios tratando de hacer lo mejor que mi modestísima dotación puede. ¿Cómo se entiende que cada tipo que venga acá a mi casa me pregunte por Radio Diez? ¿Son todos santos y los de Radio Diez son todos ladrones? ¿Por qué no lo publican directamente en vez de hacer tanto eufemismo? Por qué no dicen: “¿Por qué está usted en una radio de fascistas?”. ¿Por qué no lo dicen? Porque no se atreven a decir en esos medios lo que ellos mismos piensan internamente. Y además le voy a decir una cosa: ¿sabe lo que es el fascismo? Es juzgar a la gente no por su responsabilidad personal sino por la pertenencia a un grupo. Entonces cuando un tipo es judío, es negro o pertenece a una clase social que no es la que está en el poder, ese tipo es culpable aunque no haya cometido ningún delito o desliz. Eso es fascismo. Yo estoy trabajando en una radio que lo único que significa para mí es una frecuencia en el dial donde me pueden encontrar. Significa también mejores condiciones de trabajo. No más plata. Mejores condiciones de trabajo que las radios progresistas no me dieron nunca. Aprovecho para decirlo. Y significa también un mayor respeto al público porque salgo por una emisora que se escucha mejor, que recibe al público en un salón que le cuesta 20.000 pesos por mes y lo pagan. Lo pagan por respeto al público. No me la llevo yo esa plata, es un dinero que va destinado a atender mejor a la gente. Las radios progresistas atienden donde pueden tarde y mal.
–¿Radio Diez es una radio fascista?
–Si fuera una radio fascista yo no estaría allí. En todo caso, ¿qué es una radio fascista? ¿Una radio donde alguno de los conductores es fascista? No lo sé eso.
–¿Eduardo Feinmann qué es?
–Bueno, yo no lo escucho porque no forma parte, naturalmente, de mis santos. Pero tampoco soy su cómplice. Hablemos, si usted quiere, de otras radios.
–Pero en cuanto a la línea ideológica. Radio Diez tiene una línea ideológica, clara, concreta, particular…
–Una radio no tiene una línea ideológica, una radio no es un club ni un movimiento conspirativo que presuma una conducta homogénea de quienes participan. El que vende Coca Cola, vende Coca Cola, no es un agente del imperialismo yanqui. En todo caso, si es una radio fascista, allí estaremos nosotros para hacer antifascismo como lo hemos hecho siempre y para defender el pensamiento libre, el pensamiento crítico y la inteligencia. El que dude de eso, que escuche el programa, a ver de lo que hablamos.
–¿El público de Radio Diez es un desafío nuevo, diferente?
–No nos engañemos. El público es el de Dolina de siempre.
–¿Cree que el público de Dolina, en todo caso, acepta el cambio de radio?
–Algunos sí y otros no.
–¿Y eso cómo le cae?
–Me produce una gran perplejidad porque se supone que si, por un lado, son partidarios de la libertad de conciencia y, por otro lado, juzgan que resulta un acto fascista el poner el dial en un número determinado, eso me parece una superstición, por favor. La radio es un acto mecánico, es la selección de una onda. Después, que ellos comercialicen esto de un modo homogéneo está bien, pero no hay ninguna obligación de que yo tenga que compartir el ideario ni de Feinmann ni de ninguna de las personas que están o estaban en Radio Continental, en Radio Mitre, en la Rock & Pop, en ninguno de los otros lugares. Yo no estoy de acuerdo ni con estos tipos ni con ninguno de los otros. Y si yo tuviera que estar en una radio totalmente a mi gusto y adaptada a mi forma de pensar, la verdad es que tendría que comprarme una.
–Los periodistas a veces tenemos ese problema. Nunca estamos en concordancia con los dueños de…
–Yo tengo la suerte, que no tienen algunos periodistas, de poder hacer lo que me da la gana.
–¿Con Hadad cómo se lleva?
–Lo conozco a él, lo conocí, lo saludé y es un tipo muy correcto pero yo qué sé lo que hace.
–¿Hablaron alguna vez de las diferencias ideológicas que hay entre ustedes?
–No, en absoluto. Es más, la reunión que tuve fue muy protocolar. Yo hice mis arreglos con otras personas, no con él. Fue todo muy correcto. ¿Qué me va a decir? “Hágame el favor, defienda a la derecha.” No funcionan así las cosas, muchachos. Funcionan de un modo peor a veces. Hay medios que cacarean progresismo y que en realidad trabajan de un modo distinto y además tienen una conducta empresaria absolutamente canallesca.
–¿Su partida de Continental tiene que ver con eso?
–Mi partida de Continental tiene que ver con conflictos estrictamente laborales y no ideológicos. Yo nunca tuve ninguna instrucción en ningún aspecto.
–De todos modos estas situaciones de estar en terreno escabroso, minado, conflictivo…
–Yo creo que es mentira eso, no es un terreno conflictivo. A los medios les resulta interesante que esto parezca conflictivo. ¿Qué raro? Parece que todo el mundo puede cambiar de radio menos yo. ¿Por qué no le hacen la misma pregunta a Rolando Hanglin? ¿Por qué me la hacen diez veces a mí y ninguna a él? ¿Cuál es el asunto? Yo sé cuál es el asunto, pero no se los voy a decir. No quiero contribuir a aquello a lo que me estoy oponiendo.
–Está identificado como un referente del libre pensamiento, su público es progresista…
–Y lo soy.
–¿Usted se define como progresista?
–Si tuviera que definirme, lo aceptaría. Contestar esa pregunta es aceptar sus términos. Yo no me defino.
–¿Por que no le gusta que lo encasillen?
–No, el progresismo parece también, especialmente en la Argentina, un grupo de personas que tienen ideas supuestamente avanzadas en todo aquello que no toque ningún privilegio.
–¿Dónde se para ideológicamente entonces?
–Donde estuve siempre. Podría definirme como alguien que está cerca de las izquierdas pero también como alguien que comprende que la libertad es un punto que no se debería negociar. Y por lo general, cuando tenemos proyectos colectivos muy fuertes, aparece de algún modo lesionado el individuo. La experiencia, la historia de las izquierdas en estos últimos años obliga a un replanteo. Y yo creo que, como tantos que han creído a veces con cierta ingenuidad en algunos proyectos utópicos, que han creído en el socialismo, que han creído en la Argentina del peronismo, estamos en un momento en el que aquellos sueños no han sido reemplazados por otros. Pero si quieren que les diga en pocas palabras todo esto, les voy a decir que si bien soy un hombre de izquierdas y simpatizo con las causas más populares, me parece que las utopías nos conducen a veces por el rumbo incierto de los tomates. Como dice el pensador barcelonés Jorge Wasenberg, lo mejor son utopías pero que no duren dos mil años sino que puedan irse modificando conforme a las circunstancias históricas varias.
–¿Esto de tener que explicarse en esta radio es un camino difícil para usted?
–No. Esto no es más que la consecuencia de cierto grado de estupidez mediática.
–¿Qué es lo que más felicidad le da en este momento de su vida, en esta etapa?
–Yo diría que hay tres puntos: el amor, los afectos de los hijos y la inteligencia.
–¿Y el paso del tiempo?
–El paso del tiempo es lo que me impide gozar de las tres cosas que le acabo de nombrar.
–¿Le molesta?
–Me impide disfrutar cada segundo. Cada felicidad que vivimos es irrecuperable. Y más cuando uno llega a una edad en que ha perdido mucho. Que se han muerto algunos. Se han muerto muchos mayores, se han muerto maestros. Evidentemente comienza lo que uno llamaba el sentimiento trágico de la vida, que de todos modos yo lo tengo desde los quince años. No es una cuestión de edad. Pero con la edad, el paso del tiempo se hace patente. A los dieciocho años, uno es inmortal. Alguien tuvo la mala idea de obsesionarme con este asunto y entonces no pude disfrutar de la inmortalidad ni siquiera cuando lo era. Ahora que pasa el tiempo, el temor a la vejez tiene características de inminencia. Sin embargo, me parece a mí que esta finitud que tenemos, esta esclavitud del tiempo, es el precio que debemos pagar por el amor.
–Lo llevo a un tema del pasado que salta en el archivo: su apoyo a Ruckauf…
–Bueno, eso fue un error. Un error mío. Pero los que me criticaban también se equivocaron. Yo me equivoqué con Ruckauf, pero me parece que mucha más gente se equivocó y mucho más feo con De la Rúa, así que… todos nos equivocamos.
–¿Sus ideas entraron muchas veces en contradicción con estas cosas? Digo: Ruckauf, las radios, los medios de comunicación, las radios, en su época, los milicos.
–¿A qué se refiere?
–A haber hablado alguna vez con Ruckauf, a estar ahora…
–Déjense de joder. Yo trabajaba en la revista Humor cuando muchos de ustedes estaban escondidos debajo de la cama. Así que váyanse al carajo. Y qué me querés decir, yo nunca estuve cerca de nada. ¿Qué me querés decir? Fijate bien en los archivos. Por ahí encontrás de dónde vengo.
–En Radio El Mundo, cuando todavía estaba manos de la Marina, ¿es probable?
–No. Yo no trabajé durante la dictadura. Ese era otro, eh. En la dictadura trabajé pero en Humor, que no estaba intervenida por los militares. Ustedes son muy piolas para preguntar pero resulta que muchos de los tipos que me vienen a preguntar boludeces estaban escondidos debajo de la cama. Así que mi respuesta es váyase al carajo. Yo estoy harto de todo esto. Yo soy un tipo de lo más decente que puede encontrar y que me venga a preguntar si alguna vez estuve hablando con Ruckauf… ¡Dejate de joder! ¿Por qué no preguntás quién soy yo y cuántos amigos me mataron?
–No es nuestra intención ofenderlo. Estamos preguntando.
–Rechazo la pregunta y mi respuesta es váyase al carajo. Terminamos la nota. ¡Me venís a faltar el respeto! ¿Qué soy yo? Andá a la mierda, loco.
–Lamentamos que se pongas así.
–Pero cómo querés que me ponga, a mí me venís a decir, a mí que tengo muertos en la familia, me venís a decir: “¿Cómo sintió usted sus contactos con radios intervenidas por los milicos?”.
–Sólo se lo estamos preguntando…
–Lo estás preguntando mal. ¿Pero cómo no me voy a enojar? Toda la nota ha sido una demostración de fascismo y de intolerancia. A ver: ¿por qué mierda me cambié yo a la Radio diez? ¡Porque se me dio la gana!

Ahí está. Pasemos por alto alunos inconvenientes "técnicos" de los periodistas, como los datos no chequeados (el pequeño "desliz" de Radio El Mundo) y otras cositas. La verdad me parece injusto criticar a un artista o periodista (cualquiera sea el caso) por los pecados de quienes lo contratan. Lo más probable es que cada uno de nosotros tengamos un jefe o trabajemos en una empresa y no nos gustaría ser culpados o cargar con la responsabilidad de sus actos. Por trabajar para alguien, yo no aplaudo sus dichos, ni firmo sus palabras.
Alguno de los que critica a Dolina sigue escuchando el programa?
Eso es lo primero que deberían hacer para fundamentar una crítica como la de "vendido". Dolina no cambió. El programa sigue siendo tan “progre” (o lo que fuera) como antes. Tal cual.
Grandes pintores hicieron obras para gente muy reprobable, Papas y reyes incluidos, y no por eso dejamos de admirar sus obras. ¿Alguno de ustedes dejó de leer a Borges cuando se enteró que le tiró flores a Videla durante la dictadura? Si por el hecho de trabajar en una radio de Hadad eso significa que Dolina “transó” con la derecha, entonces hay que impugnar a todos los periodistas que trabajan en medios, que son de Telefónica, o de Clarín, o de Manzano, o de Spolsky o del Gobierno. Y de paso, a todos los artistas subvencionados. En todo caso (y siendo que el programa no cambió), me parece mucho más importante hacer progresismo dentro de una radio de fachos. Yo no se cuantos conductores de radio critican a otros conductores de la misma emisora (como hizo Dolina con Feinmann), pero no son muchos.
Yo me considero un tipo de izquierda, pero se que alguien es facho por el programa (en este caso) que hace y no por el medio en que trabaja. Vamos, que el medio NO es el mensaje!!! Escuchen el programa. Si de verdad piensan que ahora Dolina habla desde la derecha, les doy la razón. Pero no creo que puedan.
6 comentarios:
Me parecen excelentes todas las entradas. La de Dolina me gusta más por que es más polemica y actual.
Quedo buena la imagen de el blog.
Y pense que Antares venia de antaño. En todas las entradas se aprende algo nuevo.
DiEgO
Siempre presente Diego. Muchas Gracias y un abrazo. Nos vemos.
zpesalrQué tul Rosetti? Te saludo. Tenés el dudoso privilegio de tener el único blog que me convocó más de una vez. Los mails rinden frutos. Te felicito porque evidentemente te divertís y eso es mucho.
De todas formas no vengo para franelearnos, vengo para opinar.
Dolina es raro (lo cual no es malo sino un poquito más voluble para las definiciones), yo lo vengo midiendo hace años y pasé por distintos sentimientos. El tipo a mi no me cierra.
Yo lo veo como un tipo intolerante, petulante y frívolo. También lo veo tremendamente inteligente, seductor y divertido.
Me arriesgo a tirar una idea: lo que a mí no me gusta de Dolina es que creó un personaje público con la imposibilidad de asumirse como referencia y se enfrenta a contradicciones que no tiene ganas de esclarecer ni para el mismo. Lo cual no estaría mal para el hombre común. Mal que le pese a él, Dolina ya no es un hombre común.
Si vos te parás como un productor y difusor de ideas sin estar dispuesto a asumir y elaborar la reacción de tu acción (y que no me venga con un "yo no soy referente de nadie" que eso es tan sólo una expresión del temor, temor a defraudar quizás) sos un sujeto frívolo.
Si él, no asumido ya como el mediático que es (en la acepción estricta), no se banca que un perejil de cuarta le plantee que es percibido en forma ambigua y que sus interlocutores tienen dudas, es un intolerante.
Y en todo caso lo bueno de todo esto que todos en alguna medida somos perejiles y podemos dudar o fallar o mandar a cagar. Pero bueno... cada uno desde su lugar y asumido como le es propio a un ya hombrecito.
Saludos. Cuco
Pero que tal Cuco!!! Una grata sorpresa, bienvenido y mil gracias por el comentario. Espero verlo seguido por acá.
No es la primera vez que escucho esto de Dolina y me parece entendible. ¿no te gusta la cultura mediática pero estas en los medios? Algo de razón tenés, es un poco contradictorio. Pero a su favor, debo decir que Dolina nunca escapa o elude una respuesta sobre los temas que toca en su programa. Si tomó la decisión artística de nunca hablar de política (por ejemplo) al aire, yo creo que es entendible que no quiera hacerlo en una entrevista...o más bien en 800 entrevistas (se bancó 799).
Además, no olvidemos una cosa. El tema está explicado. Antes de la puteada, dio los porqué, los cómo y los cuándo. La explicación está (y ya estaba de otras charlas anteriores), pero el amigo reportero no quiso prestarle atención y siguió con el pequeño manual que le habían dado.
Si yo entrevistara a un escritor importante ¿le preguntaría de fútbol y de vedettes o de su obra? Y si encima después lo criticara por haber ido a la cancha de Boca o a ver una obra de Sofovich, entonces ya soy un estúpido. O Luis Majul.
Una cosita más con respecto a lo de ser referente. El verdadero “referente” no necesita ponerse en ese lugar. Si lo hace, lo más probable es que caiga en la soberbia. Es el “referenciado”, el que recibe su influencia, el que hace ese trabajo. Y lo hace a partir de su obra.
Gracias Cuco y nos vemos!!
PD: Debés un asado en tu casa. No me olvido…jajaja.
Notable.
Siendo seguidor de Dolina, no estaba en Argentina cuando fue lo del cambio, y al volver y enterarme de dónde estaba, es que ni quise sintonizarlo, aunque continuaba leyéndolo, citándolo y admirándolo.
Y ahora leo la nota, y claro que me duele Ruckauf, y Carlos Saúl, y toda esa gente a quien Dolina, en algún momento y aunque ahora considere un error, ha apoyado. Gracias por subir esto, de otra manera yo difícilmente me hubiera puesto a buscar la Veintitrés de aquel momento, a ver por qué Dolina se cambió de radio.
Abrazo grande.
Muchas Gracias por tu visita y un Saludo grande.
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